Tras Los sueños y el tiempo (El Europeo/ Karonte, 1999), Cielo (Nuba Records, 2002), Oración (Karonte, 2005) y Tan cerca (Contrabaix/Karonte 2008), The Art of Respect (Youkali Music, 2013) es la quinta y hasta ahora última referencia discográfica como líder de Guillermo McGill (Montevideo, 1965, residiendo en Barcelona desde que tenía dos años), uno de los bateristas de jazz más reconocidos de la escena española e internacional; conocido también por su activismo en pro de la consciencia políticosocial.
The Art of Respect fue grabado en los Bennett Studios en Englewood, New Jersey. McGill, para la ocasión, reunió en la misma habitación a tres referentes para él: los neoyorquinos Dave Liebman al saxofón y John Abercrombie a la guitarra y el contrabajista checo George Mraz.
El álbum contiene diez composiciones de McGill. Es una música directa y definida, prácticamente transparente, sincera. Guillermo se muestra seguro como un candado y sutilmente propositivo. La interpretación de Dave Liebman es, sin lugar a dudas, la que más destaca.
Nos acercamos a Guillermo McGill para que nos compartiera algunos pensamientos sobre este último lanzamiento y sobre la actualidad sociopolítica.
¿Cuál es el origen y los objetivos de The Art of Respect, y por qué titular el álbum de esta manera?
Realmente es un título que resume un compromiso y una actitud frente a la vida que consiste en comprobar cómo viajando mucho y manteniendo la empatía con todas las personas que nos vamos encontrando (tanto si estamos de acuerdo con ellas como si no) la vida te ofrece oportunidades que no aparecerían o no seríamos capaces de ver. El respeto es la llave de la comunicación y tanto el hecho de dar clases, recibirlas o compartir escenario con otros músicos son actos de comunicación al más alto nivel, de los cuales nos llevamos el preciado botín del intercambio sincero y honesto.
¿Cómo se lidera desde la batería?
Yo me pregunto cómo se lidera desde los demás instrumentos, que si no es hablando no pueden controlar tiempo, dinámica, preparar acentos, determinar ambientes, etc. Pienso que un buen batería manda aunque su nombre no sea el primero en los carteles.
¿Qué recuerdos guardas de las sesiones de grabación?
El disco fue grabado en los Bennett Studios, que, por cierto, también han echado el cierre, en un municipio llamado Englewood, NJ, que era una antigua estación de tren. Me reuní con los compañeros para hacer un pequeño ensayo de los temas de unas tres horas y grabamos en dos sesiones de cinco y tres horas los dos siguientes días. Lo demás fueron paseos por Nueva York y visitas a clubs. La primera noche estuvimos en Birdland donde actuaba Abercrombie con su cuarteto. A media hora de salir, el señor John Abercrombie aparece desde el camerino con mis partituras para hacerme un par de consultas. Eso me impactó bastante. La generosidad y profesionalidad con la que se manejan por allá… Lo mismo en cuanto a George y Dave, que fue quien organizó todo desde allí.
¿Por qué reunir específicamente a estos músicos?
Porque son los que pasaron de mi altar de personajes admirados a mi agenda de teléfonos. Los conozco a los tres desde hace muchos años, si bien es verdad que con Liebman tengo una relación más estrecha desde hace unos 25 años ya.
¿Qué es lo que se escucha al final del disco, esa especie de ritual tribal con percusiones?
Es en el final del tema titulado “People From Montevideo”, que consiste en una grabación callejera de un desfile de llamadas del carnaval de esa ciudad, donde nací. Allí es un acontecimiento muy importante y la sensación de escuchar a 100-120 tamborileros tocando a la vez es algo que marca profundamente.
Esta es la pregunta que más me alegro que me hagan ya que el cuadro de la portada, un acrílico sobre fotografía, es de mi hijo Iván que cuando lo pintó tenía 15 años, con la inestimable ayuda para unificar tonalidades con las páginas interiores y enmaquetar de Ion Elorza y Mikkel Eguskiza, gran pintor también. Lo único que puedo decir es que, aparte de la expresividad y profundidad de la imagen, conecta absolutamente con el concepto de la música. ¿Alguna servilleta por ahí para la baba, por favor?
Sigamos en Estados Unidos, dedicas “People From Manhattan” a los ciudadanos que protestaron contra la invasión a Irak, manifestaciones a las que te uniste durante una de tus estancias en Estados Unidos en el 2003. A más de diez años de aquello, ¿cómo ves el panorama actual teniendo en cuenta la perspectiva que experimentaste?
Creo que todos notamos el fin de la época de represión light y que, en especial a partir del atentado de las Torres Gemelas, nuestras vidas han cambiado mucho. Con la globalización y el fin de la moral en los negocios especulativos y la comunicación apenas quedan reductos de libertad y dignidad. Pero justamente por eso, ¡esos reductos tenemos que cuidarlos como agua en el desierto!
¿Y qué me puedes decir de la situación del Islam y Oriente Medio en la actualidad? Lo pregunto porque dedicas “People From Khartoum” a los estudiantes que tuviste en Sudán cuando te encontraste ahí en octubre del 2009. ¿Qué piensas del clima de tensión que algunas fuerzas quieren alimentar entre el Islam y Occidente?
La idea transversal en todo esto no es simple como que todas las civilizaciones son «guays», si no que en todos los grupos de personas hay de todo: gente intolerante e ignorante, y también personas razonables, justas y generosas. No me puedo extender en esta respuesta porque no se debe ser simplista en estos temas. Son demasiados los factores a analizar y demasiado delicada la situación.
Lo entiendo totalmente. Por otra parte, dedicas también un tema a la gente de Bulgaria, pero en el folleto no te explayas mucho sobre tus razones. ¿Qué tiene Bulgaria de especial para ti?
De Bulgaria lo único que conozco es su situación y su música, a la que soy aficionado desde hace unos 20 años, en especial al clarinetista gitano Ivo Papasov.
“People From Nowhere” pareces dedicarla a la gente como tú, que son trotadores del mundo. Ya de entrada eres uruguayo-español.
Bueno, es una idea que, como tantas, he cosechado de uno de los libros de María Zambrano, Senderos, que me enseñó lo siguiente: “(…) pedíamos que nos dejaran dar. Porque llevábamos algo que allí, allá, donde fuera, no tenían; algo que no tienen los habitantes de ninguna ciudad, los establecidos; algo que solamente tiene el que ha sido arrancado de raíz, el errante, el que se encuentra un día sin nada bajo el cielo y sin tierra; el que ha sentido el peso del cielo sin tierra que los sostenga”.
Bonitas palabras. Por su parte, “Heart Jones” está dedicada a Elvin Jones. Supongo que para un baterista (de jazz) debe de ser una figura monumental. ¿Qué es lo que más te gusta de su estilo?
No es su estilo lo que me atrae. Es su alma; su forma de estar en este mundo y las consecuencias musicales que ha producido reflejadas especialmente en el período en el que formó parte del cuarteto de uno de los seres humanos que puedo considerar «santo»: John Coltrane. La palabra más acertada es «trascender» para este tipo de seres. - Francisco Negrete Mendoza
Tracks
01. People From Khartoum
02. Soul People
03. People From Nowhere
04. Heart Jones
05. People From Manhattan
06. Cielo
07. Beodus
08. People From Bulgaria
09. Now I See You
10. People From Montevideo
GUILLERMO McGILL drums
GEORGE MRAZ double bass
JOHN ABERCROMBIE electric guitar
DAVE LIEBMAN sopranino saxophone, tenor saxophone
All compositions by Guillermo McGill
Youkali Music – YOUKALI 057