In the past few years, Mary Halvorson, already an acclaimed member of New York's Downtown improv scene, has been earning widespread recognition as a bandleader and composer of note. Her writing displays an increasing sophistication with each new effort, revealing a compositional maturity as distinctive as her idiosyncratic guitar technique.
Her latest ensemble, Reverse Blue, first performed at NYC's Blue Note as part of Search and Restore's "Spontaneous Constructions" series. The group's name was inspired by her father's curious habit of filling notebooks with song titles that often contain the words "reverse" and "blue." Splitting writing duties with her bandmates on the quartet's self-titled debut, Halvorson is responsible for half the pieces, while credit for the remainder is spread evenly amongst woodwind player Chris Speed, bassist Eivind Opsvik and drummer Tomas Fujiwara. Despite their mixed pedigree, there is an aesthetic similarity amongst the tunes that lends a sense of stylistic cohesion to the proceedings.
The labyrinthine title track is archetypal; its intervallic theme is extrapolated by Speed and Halvorson in turn, abetted by the rhythm section's adroit modulations. Much of the album follows suit with similarly oblique mid-tempo numbers, although there are a few dynamic detours, like the serpentine "Rebel's Revue" and the bristling opener, "Torturer's Reverse Delight." Halvorson and Speed engage in taut counterpoint on the latter, with keen support from Opsvik and Fujiwara, before the song transitions into grungy, metallic riffing, culminating in a scorching duet between distorted guitar and drums.
Conversely, Speed's "Really OK" is the set's most conventional offering, a bluesy waltz-time swinger that spotlights the melodic invention at the heart of Halvorson and Speed's spirited rapport. Even more straight-forward is the atmospheric ballad "Hako," a showcase for Speed's lyrical tenor, while the enigmatic closer, "Resting on Laurels" builds dramatically from hushed silence to roiling expressionism before fading back into the ether.
Opsvik and Fujiwara are a galvanizing force throughout the date, underpinning Halvorson and Speed's tortuous interplay with pliant rhythms. On the frontline, Speed's sinuous clarinet is even more impressive than his breathy tenor, but it's the beguiling intricacies of Halvorson's protean fretwork that are most unique. Bending notes with a Line 6 delay unit controlled by a volume pedal, Halvorson's unorthodox approach yields a kaleidoscopic color palette that informs her freewheeling improvisations as readily as her rarefied compositions.
Cohesive, yet varied enough to signify its collaborative nature, Reverse Blue is another exceptional release from one of today's most adventurous artists.
Mary Halvorson is with no doubt most popular modern advanced female jazz guitarist. With her new band (all members are still part of same "new American avant-garde jazz" cohort) she makes next step refining her usual very individual music.
Band's debut album, "Reverse Blue" opens with few winks of baroque dance but right after switches to rock-jazz distorted guitar's shred. Opener (as well as some other album's songs) is well composed and perfectly works as advanced jazz piece and avant-rock song at the same time.
One can say it's a feminine take on guitar jazz what makes Mary's music so personal. Not sure but it's really better illustrated by her heavier compositions where with no relation to hot-burning drama music in whole stays surprisingly very relaxed and well controlled.
Well-balanced and inventive quartet plays ten originals (half comes solely from Halvarson),all are well calculated and executed. Probably (as on some her other albums) main problem of the music still is that tranquil equilibrium - some injections of adrenaline here and there would save compositions from some appreciable sameness.
"Ego Man", central album's point,trims well-balanced but a bit too repetitive songs' series with Chris Speed's tenor soloing and opens a way for new music sides coming after.Second album's part is more diverse even if some dose of additional adrenaline would be probably desired as well."Really OK" is a beautiful elegant waltz and the closer "Resting On Laurels" sounds as dreamy tasteful miniature
Being a Mary Halvorson's music fan,I am familiar with almost every her album - and always waiting for new to come. Almost every of already released works contains some great moments and some not so great - and this rule is as sturdy as year's seasons change.A small step to being a really great album,"Reverse Blue" is intelligent and accessible listening opening new layers after every another spin. - jazzmusicarchives.com
<Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido> (Voltaire)
El logro de los objetivos trazados en la vida no se debe sólo a la casualidad sino que es fruto de la causalidad que reside tras el intento de búsqueda, la perseverancia y el sacrificio sostenidos a través del tiempo. Pese a ello, el ser humano tiende a creer por naturaleza que mucho de lo que acontece en su existencia está gobernado por lo casual y el azar. Tal vez, esa apreciación no sea tan arbitraria ni carente de sustento como parece ya que causalidad y causalidad –aun cuando expresan ideas aparentemente contrapuestas- suelen ir de la mano o pueden llegar a tener una línea fronteriza tan difusa como ininteligible.
Ambos conceptos se fundan en la propia percepción y, por ende, son susceptibles a debate pero -poniendo negro sobre blanco- puede afirmarse que mientras la casualidad es una combinación de circunstancias imprevisibles e inevitables, la causalidad se establece sobre un principio según el cual nada puede existir sin una causa suficiente. Incluso la raíz etimológica de ambos términos facilita un mejor entendimiento de sus recíprocas diferencias, toda vez que causalidad proviene del vocablo “caos” y es referente al azar, de igual manera que causalidad deriva de “causa” y describe la razón que motiva una acción. Siempre es preferible pensar que el azar no existe y que todo obedece a una causa y no sólo debido a que eso nos hace más responsables de nuestros actos, sino también porque buena parte de lo que se adjudica a la casualidad puede ser provocado por una causa real que no hemos podido o querido develar ni comprender. No obstante, es factible colegir que existe un punto de intercepción en donde las nociones de casualidad y causalidad parecen converger de manera irrebatible e incontratable: la serendipia. Este término fue acuñado en el silgo XVIII por el escritor inglés Horace Walpole en The Three Princes of Serendip, cuento de su autoría cuyos protagonistas resolvían sus problemas mediante hallazgos fortuitos e increíbles casualidades. En su actual significado, la noción del neologismo serendipia describe todo descubrimiento o hallazgo afortunado, accidental o inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa. De todos modos, aunque la serendipia tiene un componente casual, no debe ser confundida con el azar ya que siempre es un proceso guiado –consciente o inconscientemente- por uno mismo.
Lo cierto es que el principio de serendipia asoma subliminalmente tanto en la denominación como en la génesis del nuevo proyecto encarnado por la guitarrista y compositora Mary Halvorson titulado Reverse Blue.
En origen este emprendimiento se constituyó para un único concierto llevado a cabo en el Blue Note de Nueva York en el contexto de la serie Spontaneus Constructions, ciclo destinado a generar nuevas colaboraciones entre músicos que no hubieran tocado juntos con anterioridad. Para dicha ocasión Halvorson convocó a Tomas Fujiwara –ambos compañeros de ruta en bandas como Thumbscrew, The Thirteenth Assembly, Tomas Fujiwara & The Hook Up, Living by Lanterns y Taylor Ho Bynum Sextet– y a dos músicos que admiraba y con quienes nunca había tocado hasta ese momento: el saxofonista y clarinetista Chris Speed (Endangered Blood, The Claudia Quintet, Human Feel, Chris Speed Trio, Yeah NO, etc.) y el contrabajista noruego Eivind Opsvik (Eivind Opsvik’s Overseas, Opsvik & Jennings, Rocket Engine, Vinnie Sperrazza Band).
A partir de la fuerte conexión musical lograda por los cuatro integrantes de esa eventual colaboración, el proyecto (serendipia mediante, es decir, encontrando algo inesperado mientras se buscaba otra cosa) continuó su curso hasta materializarse en el álbum que motiva este comentario.
El segundo aspecto relacionado a Reverse Blue que obedece a un hallazgo aparentemente fortuito reside en el nombre que da título al proyecto. Según nos explica Mary Halvorson, su padre acostumbra entregarle periódicamente anotaciones en donde colecciona posibles títulos de canciones. De la revisión de esas notas que incluían millares de nombres (recordemos que la serendipia “es un proceso guiado”) surgió la coincidencia que las dos palabras que más veces se repetían eran, justamente, “reverse” y “blue”.
En adición a estos detalles, hay en Reverse Blue una propuesta estética que expresa –una vez más- la asombrosa capacidad de Halvorson para dotar a cada uno de sus proyectos de un temperamento sonoro propio, integrando las diferentes sensibilidades musicales de sus circunstanciales colaboradores y manteniendo los rasgos estilísticos que la caracterizan.
Eso se traduce en una propuesta cohesiva, reposada y a la vez tensa, versátil y con marcadas referencias al jazz tradicional pero visto desde la perspectiva de lo contemporáneo. Todo ello se manifiesta aquí a través de un enfoque mucho más próximo al cuerpo colectivo de trabajo que a los designios de un líder excluyente (de hecho, el álbum incluye cinco composiciones de Halvorson, dos de Opsvik, otras dos pertenecen a Fujiwara y una corresponde a Speed) y desarrollado en función de atender los intereses comunes a sus cuatro integrantes.
La apertura, con el intrincado Torture’s Reverse Delight, nos ofrece un aquilatado desarrollo melódico, sutiles armonizaciones y una dinámica ascendente –acentuada por un estratégico riff en guitarra de impronta heavy- que alcanza su clímax en las exposiciones solistas de Chris Speed en saxo tenor y Marry Halvorson en guitarra.
En Reverse Blue hallamos una elaborada y sugerente construcción armónica de tono camerístico con el clarinete de Speed y la guitarra de Halvorson ocupando el centro de la escena al amparo de los coloridos matices y precisos aportes del tándem integrado por Opsvik y Fujiwara.
Insomniac’s Delight –pieza perteneciente a Tomas Fujiwara– transita un delicioso carácter en tempo moderado, para luego evolucionar mediante un crescendo rematado magníficamente por la vigorosa exposición solista de Mary Halvorson en guitarra.
A continuación Eivind Opsvik aporta Rebel’s Revue, composición de su autoría de notable factura e intensa dinámica con epicentro en una secuencia alternada de unísonos y contrapuntos entre la guitarra de Mary Halvorson y el clarinete de Chris Speed.
Luego se suceden la ascética desnudez de Hako, la inquietante belleza barroca de Ego Man –que incluye un acrisolado interludio a dúo entre la batería de Tomas Fujiwara y el saxo tenor de Speed– y las contrastantes intensidades de Old Blue. Los aletargados movimientos de Ordered Thoughts Ceased adjudican al contrabajo de Eivind Opsvidk un rol protagónico. En tanto que la versión ofrecida de Really Ok –pieza de Chris Speed extractada del álbum homónimo de 2014- asoma como la referencia más explícita al jazz tradicional.
El álbum concluye en la climática exploración y las sutiles variaciones de la inquietante composición de Opsvik Resting on Laurels.
Mary Halvorson en Reverse Blue ofrece –como es habitual en ella- una prueba de su talento, creatividad y vocación por descubrir nuevos horizontes.
Las causas de esa infatigable búsqueda tal vez deban permanecer ocultas pero, afortunadamente, sus beneficiosos efectos siguen llegando a nuestros oídos. - Sergio Piccirilli / elintruso.com
Mary Halvorson es una guitarrista muy activa en la escena de Nueva York. Es poseedora de una discografía de lujo en muy pocos años. Desde sus participaciones como sideman con Anthony Braxton, pasando por el sexteto y otras formaciones del cornetista Taylor Ho Bynum, hasta colaborando con la creme de la vanguardia como Peter Evans, Weasel Walter, Nate Wooley…. Este mismo mes de octubre presenta Reverse Blues (Relative Pitch Records, 2014) Proyecto a cuarteto con la siguiente formación: Chris Speed (saxo alto y clarinete) Eivind Opsvik (contrabajo) y Tomas Fujiwara (batería)
Cuando se cruzan en una frase las palabras guitarra y jazz, el concepto inequívoco que viene a la cabeza de la mayoría es bastante concreto (grave error). y esto evidentemente se puede extrapolar a todos los instrumentos. Entonces oyes a Mary Halvorson y te sorprendes por su planteamiento. En ocasiones por su casi minimalismo al ejecutar melodías, en otras al sonar incluso punk a medio tema e incluso realizando alguna improvisación espectacular. Y no en su rapidez y limpieza (que también), me refiero a su inventiva y búsqueda de diferentes sonoridades. Es tremendamente original en el planteamiento y ejecución de notas secas y cortantes, en la creación de ambiente, en destacar de manera disimulada. Los tres músicos que la acompañan están al servicio de Halvorson interpretando tanto las composiciones de la líder (cinco de las nueve) como las de cada uno de ellos (a una por cabeza salvo Opsvik que aporta dos), en las que claro, hay mucho espacio para la improvisación, y los cuatro aprovechan sus momentos para hacer sonar notas desnudas ante la nada y que estas se paseen y se incrusten si es necesario.
Aunque para mí (muy subjetivamente) el protagonista de esta grabación es el baterista Tomas Fujiwara. Hace unos meses ya reseñamos su último disco a dúo con el cornetista Taylor Ho Bynum y ya me dejó bastante tocado. Es un no parar en toda la grabación. Te paras a escuchar la batería y quedas perplejo ante la avalancha de notas que percute. Pero no es una avalancha sin más, la palabra matiz llega a su esplendor. No hay demostración de técnica ni mucho menos. Hay mucha inventiva pero siempre acompañando a sus compañeros, incluso diría que es algo discreto. Notas la rítmica y su empuje pero solo puedes escuchar el global de su trabajo si te paras a analizar. Quedo a la espera de escuchar su inminente Variable Bets (Relative Pitch Records, 2014) trabajo como líder a trío con Ralph Alessi (trompeta) y Brandon Seabrook (guitarra).
Reverse Blue. Puede que cada tema sea la interpretación de una tonalidad diferente de color azul. Y tiene sentido ya que, aunque cada tema sigue por derroteros muy diferentes, el disco funciona como algo global, como un disco que hay que escuchar de principio a fin. Claro que se pueden escuchar los temas por separado y disfrutarlos, pero escucharlos seguidos es mucho más gratificante. Un disco muy recomendable. - Jesús Mateu Rosselló / tomajazz.com
Tracks
01. Torturer's Reverse Delight (Mary Halvorson)
02. Reverse Blue (Mary Halvorson)
03. Insomniac's Delight (Tomas Fujiwara)
04. Rebel's Revue (Eivind Opsvik)
05. Hako (Mary Halvorson)
06. Ego Man (Mary Halvorson)
07. Old Blue (Mary Halvorson)
08. Ordered Thoughts Ceased (Mary Halvorson)
09. Really OK (Chris Speed)
10. Resting On Laurels (Eivind Opsvik)
EIVIND OPSVIK double bass
TOMAS FUJIWARA drums
MARY HALVORSON guitar
CHRIS SPEED tenor saxophone, clarinet
Recorded December 6, 2013 at The Bunker
Relative Pitch Records – RPR1025